jueves, 11 de julio de 2013

La granja de Said

El pasado sábado día 29 de junio, después del concierto de los Tikis en el Madklyn, un grupo de unos cuantos intentamos comer en el restaurante árabe de enfrente.

Esto no es un blog gastronómico, así que no suelo contar cuando me dan muy mal de comer en un sitio. Pero es que aquí no comimos muy mal, aquí comimos como la mierda. Esperas de una hora entre plato y plato, nos intentaron colar dos putas brochetas por dos falafeles –”sí, sí, falafel es eso”, decía un camarero–, humo en la sala a niveles poco soportables, el arroz basmati que se suponía que acompañaba mi segundo plato fue sustituido por sobras de la ensalada de entrada, el cuscús de otra persona también... Muchos de los comensales, antes de que terminara la sesión de despropósitos, huyeron hambrientos a los bares cercanos con el objetivo de llevarse a la boca cualquier alimento.

Porque, en realidad, después de estar ahí recluidos durante más de dos horas solo conseguimos que nos sirvieran unas ensaladas secas, dos platos de humus y unas cuantas brochetas con tal sabor a quemado que era imposible distinguir las de pollo de las de cordero. Al final ni pedimos postres porque todos queríamos salir de ahí cuanto antes.

Nos trajeron la cuenta que acompaña estas líneas. Nos cobraron 9 jarras de cerveza a 12 euros cada una. En el cartelito de la entrada ponía bien claro que las jarras eran a 3 euros. Protestamos. Nos explicaron que las jarras de medio litro  anunciadas eran las que valían 3 euros, pero que a nosotros nos habían servido jarras de 1 litro, así que valían 12 cada una. Les informamos de que el doble de 3 no es 12. La mujer que parecía la responsable del negocio –que se me había olvidado comentar que se encontraba en un estado de semidelirio psicotrópico alcoholizado– no entró a razones. Es más, cuando alguien introdujo el tablón de la calle para enseñarle los precios anunciados empezó a gritar muy dramáticamente que no le rompiéramos su establecimiento. Decidimos no seguir amargándonos la sobremesa con el mal trago de pedir hoja de reclamaciones –y llamar a la policía municipal en caso de negativa–, que habría sido lo suyo. Así que pagamos la estafa y nos fuimos con viento fresco. Y nunca mejor dicho, porque el humo acumulado en el interior del local era ya insoportable.


jueves, 4 de julio de 2013

Comerciales telefónicos de Movistar y Orange

Las tres veces que me ha engañado un comercial de una compañía de telefonía este año, contadas de la forma más resumida posible:

1- En febrero me llamó un comercial de Orange. Yo tenía el fijo con Movistar y el adsl con Orange. Y, aparte, un móvil con Movistar. Este sinvergüenza me dijo que podía juntar el adsl con el fijo pagando en una sola tarifa un poco más y dejaría de pagar el fijo con Movistar. Le pregunté expresamente si, siendo así, dejaría de pagar a Movistar la línea. Me dijo que por supuesto. Que hacía ya tiempo que no había que tener contratada obligatoriamente la línea a Movistar. Como estoy hasta los cojones de Movistar hice el idiota: le creí. Era mentira. A partir de entonces tuve que seguir pagando la línea de Movistar (que cuesta lo mismo que cuando tenía línea y llamadas del fijo con ellos) y encima las llamadas del fijo y adsl con Orange (que cuesta más que cuando tenía solo con ellos el adsl). Protesté (me costó diez días que alguien me hiciera caso) y al final me dijeron que en mi zona no se podía cambiar la línea y que el comercial se habría equivocado cuando me estafó.

2- Hace un mes me llamó una comercial de Movistar. Quería que juntase mi línea, mi fijo, mi móvil y el adsl en una sola tarifa. Esta mujer hablaba con acento y modismos propios de algún país de latinoamérica que no puedo asegurar, pero el caso es que no era capaz de entender la mitad de lo que yo le intentaba contar utilizando el castellano más llano posible. Le expliqué que no me interesaba su oferta porque con el móvil de Movistar no tengo cobertura en mi propia casa y que, por eso, muy posiblemente, me iría a otra compañía en breve. Me dijo que era imposible que no tuviera cobertura, que en mi dirección “le salía” que había cobertura perfecta. Le dije que si no se lo creía mandara alguien a comprobarlo.
 Al día siguiente a las ocho menos cuarto de la mañana me despertó un técnico de Movistar. Que venía a instalarme el adsl que yo había pedido. Le mandé a tomar por saco y le dije que yo no había contratado eso. Me llamaron tres o cuatro personas ese día de Movistar para confirmar que yo no había contratado nada. Al segundo o tercero, le dije que oyese la puta grabación de la llamada (dudo muchísimo que graben de verdad las llamadas, pero bueno). Al final, me llamó otro menda con maneras de tipo más importante para pedirme disculpas.

3- La semana pasada me llamó un comercial de Orange. Pero desde un número raro. El 645822452. Tenía tal actitud chulesca que llegué a creer que era un timo (una de las estrategias típicas de los estafadores es hacerse los chulines para que parezca que te están haciendo un favor). Me ofrecía la famosa tarifa canguro de los cojones que, en teoría, une línea, fijo, adsl y móvil por un precio único decente. Le volví a preguntar si la línea que tengo con Movistar se podía pasar a Orange. Me dijo que ya sí, que sin ningún problema. Que ahora se puede seguro. Le pregunté que si financiaban iPhones 5 (mi 3 ya rula para poco más que llamadas, pero me había asegurado otro pavo de Orange otro día que se les habían acabado los 5) para pagar uno a plazos. Me dijo que claro, que de qué color lo quería y que lo tendría este lunes en mi casa a las 8 de la mañana. La línea fija y de adsl no sufriría ninguna interrupción o sería solo por unos pocos segundos y en la madrugada del domingo al lunes. Como estaba más hasta los cojones de Movistar que incluso en febrero y no tengo cobertura en mi propia casa, acepté. Me tomó los datos y me dijo que me llamarían a los pocos minutos para hacerme la grabación del contrato. A las 24 horas no me había llamado nadie para la grabación. Llamando al 645822452 para ver qué hostias pasaba me salía un contestador sospechosísimo. Y buscándolo en Google aparece ese número como forma de contacto de una tía que vendía bonsais en 2006. Muy mosqueado, llamé a Orange y les pregunté si ese número era suyo. Me dijeron que no podían darme esa información. Les dije que bueno, que entonces suponía que había sido víctima de una broma o un timo y que si al final de verdad me llamaban para grabar el contrato les mandaría a la mierda. Entonces, un poco con la boca pequeña, me dijeron que sí, que el 645822452 era de Orange de verdad. Supuse que tienen comerciales externos contratados de tapadillo y hacen estas mierdas, pero bueno, al menos concluí que no era un timo. Por fin me llamaron el viernes pasado para la grabación del contrato. Esta vez me prometieron que la línea se cortaría del lunes al martes y que recibiría el móvil este martes “entre las 8 y las 10 de la mañana”.
Una mierda así de grande. Ni lunes, ni martes, ni pollas. Hoy es jueves día 4 de julio. A día de hoy no me han mandado nada, no han cambiado ninguna línea y no he conseguido hablar con nadie del servicio de atención al cliente.

Con estas y otras experiencias he aprendido que los comerciales telefónicos pueden afirmar y prometer alegremente lo que les dé la gana porque nunca jamás volverán a saber nada de la persona a la que engañaron. Así que tratar con ellos es como tratar con satán. Desde hoy mismo, cualquier comercial de cualquier empresa de cualquier tipo que llame a cualquiera de mis teléfonos a cualquier hora recibirá como respuesta únicamente encadenados de estas dos frases: “En este teléfono no atendemos llamadas comerciales” y “Lo siento, no puedo darle esa información”. Os recomiendo que hagáis lo mismo.