lunes, 3 de agosto de 2009

Reparto de correspondencia

Antes de nada he de decir que aprecio el trabajo del servicio público de Correos y que, en general, pienso que funciona bastante bien para los escasos recursos de los que disponen sus responsables. Es en el sector de las carísimas empresas privadas de transporte donde me he encontrado más a menudo con despropósitos que incluyen desde destrucción de obra gráfica original a robo sistemático de jamones y contenido de cestas de navidad.

Pero este documento que reproduzco junto a estas líneas testimonia un hecho bastante cómico y creo por ello que merece ser publicado. De su lectura (se puede ver a su tamaño original pinchando sobre él) se deduce que el Sr. Martín no estaba recibiendo la correspondencia dirigida a su domicilio correctamente y que presentó una reclamación por vía telefónica a Correos. Con gran diligencia -en menos de una semana- Remedios Porras, una encargada del servicio de atención al cliente, le quiso comunicar muy amablemente que iban a poner “todos los medios a su alcance para subsanar irregularidades”. Hasta ahí todo perfecto.

El problema es que esta carta, en lugar de hacérsela llegar a su destinatario, la entregaron en el buzón de mi domicilio particular en el que por supuesto no vive ni ha vivido nunca -ni allí, ni en todo el edificio- ningún señor Martín.

(Una vez abierta por error, intenté devolverla indicando la leyenda de “desconocido en este domicilio” junto al destinatario y depositándola en el buzón del cartero de mi portal, pero meses después vi que seguía ahí, así que opté por volver a cogerla y archivarla en mi colección de documentos curiosos. Ordenando papelotes topé con ella el otro día y hoy cuento aquí esta historia).