Distribución de los sobres de cromos de Bob Esponja del Corte Inglés
Pregunto a mis sobrinos si están siguiendo la colección de cromos de Bob Esponja que regalan actualmente como promoción en los supermercados de los centros del Corte Inglés. Todos ellos, de edades muy diversas, me dicen que no, que es una mierda. Me sorprende esta rotunda afirmación porque, al margen de la popularidad del personaje, los detalles gráficos de sobres y cromos me parecen bastante cuidados para ser gratuitos y el hecho de poner a la venta una cajita metálica y un álbum especial con hojas de plástico compartimentadas para que los coleccionistas puedan elegir entre dos formas distintas de guardarlos es una preciosa idea artística, conceptual y comercial que, además, ha sido muy bien llevada a la práctica.
Me argumentan mis sobrinos, entonces, su contundente juicio. La promoción les parece una mierda y un timo porque en todos los sobres les tocan siempre exactamente los mismos cromos. Para comprobarlo, su madre -que es mi hermana- me regala los sobres que le dieron en la última compra y que ellos no quieren ni abrir. Son siete. Teniendo en cuenta que te regalan un sobre por cada 15 euros de compra, calculo el alto importe y gran volumen de una compra para una familia numerosa como esta. Entonces los abro, compruebo que mis sobrinos tienen razón y hago la fotografía que acompaña esta entrada que muestra el contenido de cada uno de los sobres.
Deduzco que el ensobramiento de cromos es una tarea mecánica optimizada bajo el siguiente procedimiento: la maquinaria decide una combinación concreta de cromos, ensobra esta secuencia un número determinado de veces, elige otra combinación, vuelve a ensobrarlos y vuelta a empezar. Para evitar que los sobres con idéntico contenido se acumulen juntos, al final de esta tarea basta con realizar una mezcla de todos los sobres producidos en determinado periodo de tiempo. Pero esta lógica y sencilla operación se ha obviado tanto antes de su empaquetamiento en cajas en fábrica como en su distribución en los centros. La conclusión de este error es que los críos piensan que la promoción es una mierda y no presionan a los encargados de realizar la compra en sus hogares para que acudan a estos supermercados en concreto, que es lo que se busca siempre en una promoción dirigida a la chavalería.
Nota: Para los más lerdos (o los que lleguen aquí procedentes de Menéame, que a efectos prácticos viene a ser a menudo lo mismo) reitero que no tengo nada en contra de esta promoción. Considero defectuoso tan solo el sistema de distribución de los sobres.